CHARLOTTE — “La fe es algo que se debe vivir día a día”, dijo el diácono Joseph Yellico.
Para los seis hombres que serán ordenados sacerdotes el 14 de junio, la belleza de la fe católica ha florecido desde sus raíces en el Seminario Universitario San José hasta las puertas del sacerdocio que les espera.
Uno de ellos, el diácono Yellico, nos recuerda que en la rutina diaria podemos perder fácilmente de vista la "maravilla" de nuestra fe.
Por primera vez, todos los hombres que serán ordenados sacerdotes para la Diócesis de Charlotte comenzaron su formación dentro de la diócesis, en su Seminario Universitario San José. Esta clase diversa reúne a hombres de parroquias de toda la diócesis. Ellos son:
• Diácono Christopher William Angermeyer, 28 años, de la parroquia St. Thomas Aquinas en Charlotte
• Diácono Anthony del Cid Lucero, 30 años, de la parroquia St. Joseph en Newton
• Diácono Nicholas James Kramer, 25 años, de la parroquia St. Margaret Mary en Swannanoa
• Diácono Kolbe Raymond Murrey, 25 años, de la parroquia St. John the Baptist en Tryon
• Diácono Andrew Jeffery Templeton, 26 años, de la parroquia St. Michael the Archangel en Gastonia
• Diácono Joseph Gerard Yellico, 30 años, de la parroquia St. Mark en Huntersville
Los seis hombres recibieron recientemente su título de Maestría en Divinidad en el Seminario y Escuela de Teología Mount St. Mary en Cincinnati, Ohio, el último paso académico de su formación.
El diácono Murrey, quien también obtuvo una Maestría en Teología, dijo estar emocionado por convertirse en sacerdote.
“Lo que más espero con ansias es servir en una parroquia”, señaló. Comentó que durante sus asignaciones de verano y su ministerio como diácono, ha visto que la vida del sacerdote está en la parroquia. “Estoy emocionado de estar con la gente, en una parroquia, y de llevarlos a Nuestro Señor cada día”.
Él es uno de los tres diáconos que ingresaron al seminario universitario poco después de terminar la secundaria, lo que hace que él, junto con los diáconos Kramer y
Templeton, sean de los sacerdotes más jóvenes en ser ordenados.
El diácono Kramer es también el primero de la “Clase Charlie” –la tercera clase del Seminario Universitario San José– en ser ordenado sacerdote.
No tener que salir de la diócesis para ingresar al seminario fue una de las razones por las que el diácono Kramer está a pocos días de ser ordenado. Poder visitar fácilmente el seminario antes de comprometerse y luego quedarse dentro de la diócesis –con estudiantes y sacerdotes que ya conocía– desempeñó un papel vital en la construcción de su vocación.
“Es muy importante que desde el principio de nuestra formación nos conectemos con nuestra diócesis, porque para nosotros, nuestra diócesis es el lugar donde, a menos que el obispo decida enviarme a otro sitio, estaré sirviendo el resto de mi vida”, dijo el diácono Kramer. “Es muy importante conocer tu diócesis y que ellos te conozcan a ti, para que cuando llegues a su parroquia dentro de 10 años, no seas un rostro desconocido”.
El diácono Templeton dijo que espera con alegría los momentos hermosos que vivirá como sacerdote, desde su primera confesión hasta su primera misa y su primera unción.
Además del seminario, la diócesis ha fomentado muchas vocaciones a través de sus programas.
Quo Vadis Days, un campamento de discernimiento vocacional de una semana para jóvenes, ayudó a varios diáconos a descubrir su camino hacia el sacerdocio a una edad temprana. El diácono Angermeyer, por ejemplo, asistió al primer campamento de la diócesis en 2013.
“Fue muy útil poder hablar con sacerdotes y discutir cómo vivir una buena vida, una vida santa, para poder realmente escuchar mi llamado”, dijo el diácono Angermeyer. “Fue muy influyente para ayudarme a desarrollar mi vida espiritual y poder escuchar el llamado del Señor”.
El Congreso Eucarístico, que se celebra cada otoño en Charlotte, fue donde el diácono del Cid Lucero vio por primera vez el dinamismo y la diversidad de la Iglesia como un todo.
“Siempre era emocionante ver a la Iglesia más allá de mi parroquia”, recuerda sobre asistir al evento anual cuando era niño. “Vi personas de diferentes orígenes y niños de mi edad participando en la fe de una manera más profunda”.
Cada vez que un compañero se convierte en sacerdote, el diácono Yellico dice que es inspirador porque han influido en el camino vocacional de los demás. Aun así, como el primero de la “Clase Delta” –la cuarta clase del Seminario Universitario San José–, se siente especialmente emocionado de recibir las órdenes sagradas junto a otros cinco que han recorrido el mismo camino.
“Vamos a servir a esta diócesis, que ha sido tan generosa con nosotros. Pero no solo vamos a servirla, sino que vamos a servirla juntos como hermanos”, dijo. “Incluso cuando estemos repartidos por la diócesis en distintas parroquias, seguiremos haciéndolo como una fraternidad”.
El diácono Angermeyer dijo que es una bendición formar parte de la primera clase completa del Seminario Universitario San José que será ordenada junta.
“Mis hermanos son quienes, a veces, me desafían y me impulsan a ir más lejos, a ser más santo, a buscar más al Señor y a crecer en virtud”, dijo.
A medida que la diversidad en la diócesis continúa creciendo, el diácono del Cid Lucero dijo que espera ayudar a unificar las comunidades como una sola Iglesia.
“Nuestra fe es lo que nos va a llevar a la salvación. Una de las cosas en las que espero trabajar es en unir a las comunidades –la comunidad de habla inglesa y la comunidad hispana. Estamos aquí para trabajar juntos y seguir construyendo la Iglesia de Dios. Somos una sola Iglesia universal”, afirmó.
Todos están invitados a asistir a la Misa de ordenación a las 9 a.m. el sábado 14 de junio en la parroquia St. Mark, ubicada en 14740 Stumptown Road en Huntersville. Habrá asientos adicionales en el gimnasio de la escuela St. Mark.
Habrá estacionamiento adicional con servicio de transporte disponible desde las 7:30 a.m. en Grand Oaks Elementary School, 15410 Stumptown Road.
Después de la Misa se ofrecerá una recepción en el Centro Monseñor Kerin. Los nuevos sacerdotes impartirán sus primeras bendiciones de 1 a 3 p.m. en la iglesia St. Mark.
— Kimberly Bender